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No hay cena esta noche.

Por Jonathan.
La puerta se azotó, abriéndose, cuando, Jonathon primero y luego Sniv, irrumpieron en la casa.
"¡Tía Celia! ¡¡¡Ya llegué!!!" gritó Jonathon.
Jonathon y Sniv corrieron a la cocina donde normalmente la Tía Celia se hubiera encontrado, pero el cuarto estaba vacío y no hubo respuesta al exuberante saludo de Jonathon,(a menos que uno contara los ecos que el grito despertó en la vieja casa).
"¿Randy?" llamó Jonathon. Una vez mas, solo los ecos contestaron.
"¿Donde están?" pregunto Sniv.
"Ah, ya me acordé," contestó Jonathon, "Tía Celia dijo que iba a algo de padres y maestros, y Randy se fue a patinar. Los dos van a volver al rato. ¡Ven, vamos a buscar algo de comer!"
"¡Rollo de asado de cordero! ¡Mmm!" Jonathon abrió el refrigerador y sonrió al ver lo que había. "¡Rollo de asado de cordero! ¡Mmm!"
Cuidadosamente sacó el plato del asado del refrigerador y lo puso en la mesa, antes de ir por el pan y otras cosas necesarias para hacer sándwiches.
Sniv se veía intranquilo.
"Oye, Jon... ¿Estás seguro que podemos comer esto? ¿Y si tu tía Celia lo está reservando para algo?"
"Está bien..." Jonathon le aseguró. "Tía Celia siempre me dice si no quiere que me coma algo. Todo lo demás es libre. La única regla es que tengo que limpiar después."
Entonces siguió una larga y muy satisfactoria sesión de elaboración (y consumo) de sándwiches. El asado empezaba a verse muy delgado cuando los dos chicos sintieron que su apetito había sido suficientemente satisfecho. No había sido un asado muy grande, para empezar. Ahora casi no quedaba nada de él. Jonathon puso los escasos restos de el asado de vuelta en el refrigerador, y, con ambos chicos trabajando, la limpieza quedó terminada muy rápido, dirigiéndose ambos a la puerta.
"¿Qué es eso?" pregunto Sniv, apuntando a un sobre en la mesa de la sala. No lo habían notado cuando llegaron.
Jonathon tomó el sobre. Tenia su nombre escrito, así que lo abrió y leyó la nota que estaba adentro. Sniv se preocupo gradualmente, a medida que la cara de Jonathon mostraba, primero, sorpresa, luego sobresalto, seguido por algo de horror.
"¿Qu...qué pasa?" tartamudeó.
Jonathon le pasó la nota, sin decir palabra. Sniv la leyó
"Querido Jon,
Por favor no te comas el asado de el refrigerador. Es para la cena de hoy. Nos vemos.
Tía celia."
Sniv se quedo mirando la nota, sintiendo como si su estomago hubiera caído 3 metros en un elevador descompuesto. Miró a Jonathon. Hubo un momento de incomodo silencio.
Fue Sniv el que rompió el silencio, con voz preocupada:
"¿Qué vamos a hacer?"
Jonathon se sentó en el pasillo y puso la cabeza entre las manos.
"No sé. Tía Celia debe de haber planeado que el asado seria la parte principal de la cena. Sin el, todo lo que tenemos son vegetales. ¡Parece que no tendremos cena hoy, a menos que pueda pensar en algo!"
Sniv pensó por un minuto antes de sugerir:
"¿Podrías comprar otro asado y cocinarlo?"
Jonathon no se movió mientras hablaba, pesaroso:
"Puedo comprar un asado, si. Tía Celia me enseño algo de cocina porque me gusta mucho la comida, pero no tengo nada de dinero para comprar otro."
Hubo otro incomodo silencio. Entonces Jonathon levantó la cabeza, con esperanza en su cara.
"¡'Louie's Delicatessen' nos da crédito! ¡Puedo conseguir un asado a crédito y pagar a Tía Celia después!"
"¿Entonces a que esperamos?" pregunto Sniv.
"¡A nada!" replicó Jonathon, poniéndose de pie de un salto.
Una sorpresa aguardaba a los chicos cuando estos llegaron a 'Louie's Delicatessen'. Había un gran cartel en la ventana: "Nueva Administración". La palabra "Louie's" había sido borrada del nombre de la tienda.
Los niños se miraron silenciosamente entre si, con el mismo desagradable pensamiento en sus mentes. No se necesitaban palabras.
"...creo que podemos entrar, de cualquier manera." murmuró Jonathon, infelizmente.
Adentro, un hombre bajo y rechoncho, con acento alemán y vistiendo un impecable delantal blanco los saludó alegremente, mientras entraban en la tienda.
"¡Hola, jóvenes! ¿Que puedo hacer por ustedes?"
"Eh..." empezó Jonathon, nerviosamente. "¿Y Louie?"
"El Sr. Louie quería retirarse, así que me vendió la tienda. ¡Soy el nuevo dueño!" anunció el alegre hombre. "¡Soy el Sr. Schlueter. Johannes Schlueter! ¡Pueden llamarme Sr. John si lo desean! ¿En que puedo ayudarles?"
Era exactamente lo que Jonathon y Sniv habían temido. Aun así, no haría daño preguntar.
"Quiero un asado de cordero..." empezó Jonathon, vacilante.
"¡Ah, tengo buenos asados!" contesto el Sr. John, como había pedido a los chicos ser llamado, volviéndose hacia la vitrina refrigerada.
"...a crédito." termino Jonathon.
El Sr. John volvió a voltear hacia los chicos y habló en tono de disculpa.
"¡Lo siento, chicos, pero no puedo hacerlo! Soy nuevo en este barrio. ¿Como puedo darles crédito, si no los conozco? ¡No es justo para los demás si les doy crédito a ustedes y no a los otros!" Miro a las contrariadas caras de los chicos y continuó. "¿Les pasa algo?"
Los chicos se miraron uno al otro y de vuelta al Sr. John. Entonces Jonathon explicó rápidamente el destino del asado de cordero que había para cenar. El Sr. John los miraba a ambos, al terminar Jonathon la explicación.
"¡Son ustedes buenos chicos! ¡Quieren hacer lo correcto! Tratan de reparar su error."
El Sr. John los miro pensativo por un momento, mientras ambos chicos lo observaban a él, con ansiedad.
El Sr. John miró a su alrededor. "Talvez puedas hacer algo por mi. Creo que el señor Louie era un poco miope, no podía ver que su tienda estaba un poquito sucia. ¡Los estantes necesitan ser lavados y los pisos barridos!" Se volvió a Jonathon.
"¿Harías eso por mi? ¡Te daré un buen asado entonces! ¿De acuerdo?" Miro a Jonathon y extendió la mano para un apretón.
A Jonathon solo le tomó medio segundo comprender lo que le ofrecían, y nada en decidir su respuesta. Tomó y sacudió la mano que el Sr. John le ofrecía. "¡Si! ¿Que quiere que haga?"
"¡...Que hagamos!" terció Sniv. Jonathon lo miró con timidez. "No tienes que ayudarme, ¿Sabes? Fue mi error, así que yo debo de hacer el trabajo."
Sniv sonrió y se puso "en firmes", saludando a Jonathon. "¡Sargento Sniv reportándose para servicio, General Jonathon!"
Jonathon sonrió a su vez, sintiéndose aliviado de que Sniv no hubiera aceptado su oferta. Jonathon no quería hacer el todo el trabajo, sin importar lo que le había dicho a Sniv.
El Sr. John también sonrió, pero habló en tonos más serios a ambos chicos. "¡Esto no es un juego de niños! El trabajo es duro y tal vez no sea divertido. ¿Están seguros que quieren hacerlo?"
Esta vez no hubo retraso y ambos chicos dijeron "¡¡Si!!" a la vez. El Sr. John sonrió y llevó a los niños a un closet de donde sacó cubetas y trapos. Puso polvo para limpiar en cada cubeta y las llenó a medias con agua tibia, pasándoselas junto con trapos para lavar, a los chicos.
"Laven los estantes de abajo, los que están cerca del frente. Es el lugar mas sucio y necesita urgentemente limpieza." Instruyó el Sr. John.
Jonathon tomó un lado de la estantería y Sniv tomó la otra.
Los chicos pronto descubrieron que el Sr. John había estado en lo correcto: era trabajo duro y no muy divertido, pero habiendo decidido a hacer su mejor esfuerzo, lo convirtieron en un juego, cada niño tratando de limpiar sus estantes primero. Sniv terminó la primera estantería antes que Jonathon, y aunque este recobró tiempo, la ventaja de Sniv era demasiada y terminó la última estantería un minuto antes de Jonathon.
El Sr. John examinó su trabajo y se declaró complacido con los resultados del trabajo. "¡Están realmente, ehh..., haciendo un buen trabajo!" anunció "¡Ahora, es tiempo de barrer los pisos!"
Con las cubetas vaciadas y guardadas, cada chico recibió una ancha escoba. Sniv se la puso al hombro, como un rifle y saludó militarmente, logrando una risa del Sr. John y un suspiro de pretendida exasperación de Jonathon. "¿Vas a pasarte con ese chiste del ejercito todo el día?" pregunto Jonathon. Sniv solo sonrió.
Barrer los pisos fue más interesante que lo que había sido la limpieza de los estantes. Ninguno de los chicos había usado esas anchas escobas antes, así que fue bastante divertido ver como el polvo era rápidamente barrido de una amplia área en una sola pasada. Esta vez, Jonathon termino un poco antes de Sniv, pero su triunfo fue arruinado cuando el Sr. John hizo regresar a ambos chicos y barrer alrededor de los estantes otra vez. Se sorprendieron de la cantidad de polvo que habían dejado en la primera pasada. Fue una educación para ambos.
Cuando los pisos estuvieron limpios, el Sr. John entrego a Jonathon una lista de artículos. "Este será su ultimo trabajo, ¡y entonces recibirán un asado como pago! dijo. "Aquí hay una lista de cosas que necesito sacar del almacén para poner en los estantes.
Sacan las cosas, me las traen al corredor apropiado y yo las pongo en los estantes." Jonathon y Sniv vieron la lista. No era complicada, comprendía solamente el nombre del producto, el número de cajas necesarias y el número del corredor. El Sr. John les mostró entonces un pequeño elevador de servicio al almacén que podían usar en vez de las escaleras, para hacer más fácil el trabajo.
Sniv sonrió. "¡Se como hacer este trabajo aun mas fácil!" anuncio y empezó a correr, gritando: "¡Vuelvo enseguida!", dejando a Jonathon y al Sr. John confundidos. Estos entendieron cuando, minutos después, Sniv volvió empujando un carrito de mercado, con una gran sonrisa. Se detuvo enfrente de Jonathon y volvió a saludar, anunciando "¡Sargento Especialista En Transporte Sniv reportándose, Gral. Jonathon!" El Sr. John rió, mientras Jonathon, apenas suprimiendo su propia sonrisa,continuaba pretendiendo que Sniv estaba poniendo a prueba su paciencia, poniendo la mano sobre sus ojos y sacudiendo la cabeza en un gesto de "¡Me rindo!". "¡Eres imposible!" dijo.
Sniv instantáneamente volvió a saludar "¡Sgto. Imposible reportándose, Gral. Jonathon!"
El chiste era muy simple, pero dado lo inesperado de la respuesta de Sniv causo un acceso de risa tanto en Jonathon como en el Sr. John, a los cuales Sniv se unió.
Cuando Jonathon pudo controlar su risa, señaló al elevador y gruño "¡Solo conduce!". Sniv empezó a mover el carrito hacia el elevador, haciendo ruidos como "Brrrmmm, brrruuummm" al mismo tiempo, para simular a un gran y pesado camión acelerando desde cero. Jonathon, sonriendo, lo siguió.
Obtener las cajas y llevarlas al corredor correcto no era complicado y no tomó tanto tiempo como ambos chicos habían pensado, aunque Sniv había insistido en ser un gran camión militar (completo con chofer) durante todo el trabajo.
Con todas las tareas completas, Sniv devolvió el carrito al lugar de donde lo había tomado, y ambos chicos se presentaron al Sr. John, que los recibió con una sonrisa y un gran paquete envuelto en papel blanco, entregándoselo a Jonathon.
"¡Aquí tienes. Paga por un trabajo bien hecho!" dijo el Sr. John. "¡Y si alguna vez necesitan dinero para gastar, vengan conmigo y barran pisos! Siempre tendré trabajo para hacer. ¡Me ayudan y yo les pago!"
Jonathon sonrió. "¡Lo tendré presente! ¡Gracias!"
"De nada, pequeño Jon." dijo el Sr. John. "Ahora, mejor corran chicos, o la cena estará tarde hoy, ¿eh?"
Los chicos se fueron, dando gracias al Sr. John y agitando las manos.
De regreso a casa, Jonathon miro al paquete bajo su brazo y exclamo: "¡Guau. Este asado debe de ser al menos el doble del tamaño del que nos comimos!"
"¡Si!" Asintió Sniv, mirando el paquete con interés. "Podría ser al menos tres veces ese tamaño, a menos que sea solo el papel de la envoltura."
¡No era solo papel de envoltura!
Cuando Jonathon y Sniv finalmente desenvolvieron el paquete en la mesa de la cocina, el asado ciertamente era al menos tres veces el tamaño del que tristemente había terminado en el festín de sándwiches de los chicos, mas temprano ese día.
Pasaron muy poco tiempo admirándolo, sin embargo. El Sr. John había estado en lo correcto. No había tiempo para perder, así que Jonathon rápidamente puso el asado en el horno, con el temporizador puesto para que les advirtiera en el momento correcto para sacarlo.
Los chicos jugaron varios juegos de mesa mientras esperaban que el asado terminara de cocinarse. Casi habían acabado el tercer juego de damas cuando la tía Celia llegó a casa y las aventuras de los chicos en ese día le fueran contadas. Cuando la historia terminó, la tía Celia les sonrió a ambos.
"Estoy un poco decepcionada de que no hayas revisado mejor por una nota antes de comer el asado, pero estoy orgullosa de que te hayas tomado todo el trabajo para corregir el daño, Jonathon." dijo tía Celia. Jonathon se sonrojó por el cumplido de su tía, mientras ella se volvía a Sniv. "Y gracias a ti, Sniv, por ayudarlo."
Sniv entonó "¡No problemo!" en un intento de imitación de Arnold Schwarzenegger, sacándole una sonrisa a la tía y un murmullo de Jonathon que sonaba como "Volveré."
"En recompensa por ayudar," añadió la tía Celia, "¿Por que no te quedas a cenar? Puedes llamarle a tu mama. Estoy segura que ella dirá que esta bien."
Así sucedió, y la cena ese día fue mas alegre que de costumbre, mientras ambos chicos relataban la historia del día a Randy, que estaba al menos tan alegre como los chicos, de que no hubieran terminado, después de todo sin cena ese noche.
Fin