Un día, en la mañana, Davy invitó a Niklas a que viniera a visitarlo, y nadar en un lugar privado que él y algunos otros niños habían descubierto hacía tiempo. Niklas aceptó la invitación con gusto, y para cuando llegó la tarde, ambos niños estaban en la lagunita.
Era una tarde calurosa, y Davy ni había tomado la molestia de quitarse la ropa antes de brincar al agua, echando agua por todos lados. Niklas decidió tomar un poco más de tiempo. La ropa tomaría más tiempo para secar que él, así que decidió quitársela.
Apenas se había quitado la camisa y los zapatos, tratando de evitar las bromas, y el agua que le echaba David, cuando pasó algo bien extraño. Un chillido alto empezó a revibrar de la nada.
-¿Qué es ese ruido? preguntó Davy, dejando de echar agua para escuchar.
-No sé- contestó Niklas. -¿Una sirena? pero aún en el momento en que lo dijo, sabía que esa no era exactamente la respuesta, y se estaba haciendo más fuerte el ruido también. Mucho más fuerte.
-¿Qué pasa? preguntó David, casi gritando. Estaba tratando de tapar sus oídos. Niklas estaba de rodillas, tapándose los oídos también. El chillido se volvió tan fuerte ahora que les dolía a los dos niños.
Entonces sucedió algo más. Empezó a aparecer una luz, justo en medio del aire, a casi unos 3 metros arriba de la laguna. David lo vió, y se apuró para alcanzar la ribera, tratando de manter tapados sus oídos. -¡¿Qué es ESO?!- gritó, pero apenas podía escuchar a si mismo. Sabía que no era posible que Niklas le haya escuchado, pero ambos muchachos quedaban viendo la luz, la cual se ponía más y más brillante, todo mientras el chillido se volvía cada vez más fuerte.
Entonces se escuchó un trueno, y la luz se veía como que estaba lista para explotar. Algo que se sintió como una ráfaga de viento tumbó a los niños, empujándolos hacia atrás. La luz ya había desvanecido, y algo que no podía distinguir bien ninguno de los dos muchachos, ya que casi les había cegado los ojos los destellos de luz, cayó a la laguna.
Continúa después......
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